lunes, 22 de julio de 2013

Microcosmos (por Félix Teira)

Si ya desde Demócrito se ha considerado que el ser humano podía ser una síntesis del universo, el llamado "microcosmos", el autor que hoy consideramos, Félix Teira Cubel, utiliza el retrato de cinco adolescentes para reflejar certeramente el compendio de la sociedad que hoy nos toca vivir.


En su anterior novela, laciega.com, el escritor de Belchite nos narraba la historia de la degradación de unos adultos, una pareja bien instalada, a la que la crisis económica despoja de su capacidad para seguir satisfaciendo sus impulsos consumistas. La única solución que encuentra la protagonista para continuar manteniendo su estatus es vender lo único que le queda (y no precisamente su alma al Diablo).

Ahora, Teira nos traslada a otra visión, a otro punto de vista, el de cinco adolescentes (Hijo, Gemelo, la Sucia, Roda y Vero) que sufren en sus propias carnes las consecuencias de una crisis que golpea duramente a sus familias y ellos apenas entienden. Su nueva obra, Hijos y padres, es un encadenado de cinco relatos, unas "vidas cruzadas", al estilo de Short Cuts, la película de Robert Altman, basada en los relatos de Carver.


La originalidad no parte de los asuntos sacados a colación (la ruptura matrimonial, la utilización de los ancianos como fuente de ingresos, el desprecio a lo diferente, el tráfico de drogas o el despertar de la sexualidad), sino de las voces que se utilizan, del tono que se escoge. Félix Teira es profesor de Instituto y se nota, porque sus personajes hablan y respiran autenticidad, nos emocionan y nos atrapan por su desgarro y cercanía.

Otro gran protagonista de la novela es el territorio que habitan sus personajes, ese popular barrio de Las Fuentes de Zaragoza, encerrado por un corsé urbanístico y cercado por las angustias de sus vecinos y vecinas. Los barrios de la ciudad consolidada, despreciados en los momentos de expansión de la gran burbuja inmobiliaria, hoy recobran su protagonismo y agitan con desesperación sus cuadernos de quejas.

La crisis es devastadora, ya lo sabíamos, es una gran estafa que anula los proyectos vitales de centenares de miles de personas en nuestro país, y sobre todo destruye cualquier esperanza de futuro para la que ya es denominada "la generación perdida". Hoy, unos personajes de esa generación acuden a nuestros hogares: debemos abrirles la puerta y cederles paso para que nos cuenten sus verdades y mantengamos su mirada (si es que somos capaces).

viernes, 19 de julio de 2013

Mandela Day

Nelson Mandela ha cumplido 95 años y, como homenaje activo a su figura, se ha consagrado cada año el llamado Mandela Day. Es una llamada para dedicar un esfuerzo personal en pro de la comunidad, como retribución a sus 67 años de lucha por la liberación de su pueblo.


Su enorme figura, en lo humano y en lo político, no puede ocultar que, junto con él, hubo cientos y miles de militantes comprometidos en derribar el régimen del apartheid en Sudáfrica. Hace pocos meses que se conmemoró el vigésimo aniversario del asesinato de Chris Hani, Secretario General del Partido Comunista Sudafricano, a manos de un pistolero de extrema derecha.


Nelson Mandela evocó su figura en un acto de homenaje celebrado en abril de 1993, con un discurso titulado We are all militants (Todos somos militantes). Conviene recordar hoy sus palabras, que dignifican tanto a la personalidad evocada (Hani) como al líder que unió a todas la fuerzas anti apartheid.

The struggle is far from over. You are our soldiers of peace, our army for the elections that will transform this country. Go back to your homes, your regions, and organise as never before. Together, we are invincible. That is how we will pay the greatest tribute we can to Chris Hani — freedom in South Africa.

I would also like to address a final word to Chris himself — comrade, friend and confidant. We worked together in the National Executive Committee of the ANC. We had vigorous debates and an intense exchange of ideas. You were completely unafraid. No task was too small for you to perform. Your ready smile and warm friendship was a source of strength and companionship. You lived in my home, and I loved you like the true son you were. In our heart, as in the heart of all our people, you are irreplaceable. We have been struck a blow that wounds so deeply that the scars will remain forever. You laid down your life so that we may know freedom. No greater sacrifice is possible.

We lay you to rest with the pledge that the day of freedom you lived and died for will dawn. We all owe you a debt that can only be repaid through the achievement of the liberation of our people, which was the passion of your life. Fighter, revolutionary, soldier for peace, we mourn deeply for you. You will remain in our hearts forever.

Amandla!